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Cieza.es | 18 de diciembre de 2020 a las 12:43
De niño, Francisco Martínez Serrano pasaba horas en la tienda de enmarcaciones de sus padres observando su trabajo. Aquellos cuadros no dejaban de maravillarlo, e inspiraban al pequeño a desentrañar los misterios de la pintura. Hacía dibujos en su libreta escolar hasta el día en que empezó a ayudar en el negocio familiar. "Viven los cuadros alojados en los marcos", escribía Ortega y Gasset. El viaje hacia el arte nunca se hace en solitario. Martínez halló a sus primeras referencias creativas en las galerías Mesones 37 y Efe Serrano, donde se codeaba con pintores de dentro y fuera de la Región de Murcia, cada uno de los cuales contribuyó a la estimulación que alimentó su interés por la plástica. Tras un tiempo en Miami, volvió a instalarse en la casa familiar de la calle San Sebastián, donde sigue pasando buena parte de su tiempo haciendo lo mismo que hacía de pequeño: observar atentamente el oficio de sus progenitores. La diferencia es que ahora crea sus propias obras que le permite enmarcarlas y exponerlas por primera vez al público. Su primera muestra es una amable invitación a que el espectador repare en su trabajo. "Un cuadro -dijo una vez Picasso- solo vive gracias a quien lo mira".
El objetivo es muy claro: la exposición 'Ayer. Hoy. Mañana' quiere dar a conocer su primer trabajo artístico concebido en los dos últimos años. La inmensa mayoría de los ciezanos no son conscientes del enorme valor de los artistas que alberga el municipio, tanto noveles como consagrados. En él se asienta la más rica nómina de pintores y escultores, muchos de los cuales se abren camino en galerías de dentro y fuera de la Región de Murcia. A pesar de ello, la percepción general que tiene la gente es que el arte novel es escaso y aburrido. Nada más lejos de la realidad. Quienes acudan a visitar la exposición que desde este viernes acogerá la sala municipal Adolfo Suárez, en Abarán, quedarán gratamente sorprendidos al ver, a través de una treintena de obras en carboncillo y tres acrílicos, las creaciones con las que compartimos esta rica vida cultural y artística en Cieza, a menudo sin saberlo siquiera. Aunque a algunos pueda sorprenderle, a Serrano le llega este momento crucial en la vida a sus cuarenta y tres años. "Me siento muy bien en estos días previos a la inauguración. He esperado mucho este momento. Mi pasión es tan intensa que me obliga a dibujar o pintar en cuanto tengo ocasión", explica.
A veces el talento artístico nos sorprende con creaciones que jamás habríamos imaginado. Si la receta de la felicidad consiste en saber disfrutar los instantes, un lienzo en blanco en uno de sus ingredientes. "Es algo interior que a mi me llena, y si no pinto es como si me faltara algo. Es una necesidad que me llena de felicidad. Quiero superarme con el tiempo y que no se quede en un carboncillo y un acrílico". A él lo anima una fe inquebrantable en su propia visión del arte, así como sólidos conocimientos en técnicas. Desde sus inicios en la academia del maestro Juan Solano, aprendía con voracidad y dibujaba con carboncillo a un ritmo vertiginoso. Desde su despertar como artista hasta sus últimos años en los que ha concebido su primera obra, siempre pareció destinado a estar vinculado con el arte. "Todo lo que soy se lo debo a mi vinculación al arte a través de la galería Efe Serrano, donde he viajado junto a mi madre a ferias y exposiciones de prestigio como el Salón de Otoño de París, la III Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de Florencia, la Feria Internacional de Arte 'Lineart' en Gante o la Feria Internacional Art Miami 2002", recuerda durante la entrevista.
No faltaba un solo ingrediente: una familia que cultiva su pasión por el arte, curiosidad creativa y emprendedora, amigos artistas en los que inspirarse, y la fortuna de habitar en una casa cuya galería es parada obligada de grandes exposiciones, circunstancias que imbuyen su incipiente obra. Se trata de primeros trabajos perfectos de color y equilibrio. Sus temas y su estilo, inspirados en su inabarcable imaginación y por otros artistas, están en constante evolución. Son imágenes que aparecen ante sus ojos. Una vez terminado un cuadro sigue cambiando según el estado de ánimo de quien lo mire. Y ahí es donde aparece de manera asombrosa el talento artístico de Martínez Serrano, en la manera como da movimiento en dos trazos a cuerpos distorsionados que recuerdan a elementos de estilo picassiano. O en esa magistral transición que hace que sus carboncillos incorpore el color. En palabras suyas, "parece tinta cuando trazo al carboncillo. Sin embargo, necesito seguir investigando con el color, las formas y los soportes. Para mi es muy importante dibujar figurativo, surrealismo, expresionismo y abstracto. Mis referentes son Antoni Tàpies, Clavé, Picasso, Dalí, Julio Ponzoa, Molina Sánchez, José María Lisón y Pepe Lucas".
Dice ignorar de dónde proceden sus ímpetus creativos, pero hierven en su cabeza, y los distintos elementos alcanzan la concreción por obra de sus manos. Le pregunto cuál es su forma de enfrentarse al lienzo en blanco: "Primero, pienso y medito; después preparo el lienzo en cuya superficie veo figuración y transmito lo que se me pasa por la cabeza". Su pintura está construida meticulosamente por fases. Primero, la mancha, después el dibujo y los contornos, para finalizar con las pinceladas sobre el lienzo, tendido en el suelo. "De todos modos", explica el entrevistado con orgullo, "yo hago arte para que el público disfrute". Su carrera artística es ciertamente atípica: lo suyo, antes, había sido siempre la colaboración en el montaje de exposiciones. Porque le movía una desbordada curiosidad por conocer la tramoya, los mecanismos ocultos que hacen funcionar una galería de arte. La misma irrefrenable curiosidad le lleva más tarde hasta indagar en la pintura. La inquietud de sus intereses personales iluminó el camino de su posterior iniciación artística. Ahora circula con sonrisa indestructible por el complejo mundo del arte contemporáneo.