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José Villa Ortiz: "Para leer siempre he tenido tiempo porque he sido muy vicioso con la lectura"

Cieza.es | 23 de abril de 2021 a las 12:37

Siempre que preguntas a José Villa Ortiz (Cieza, 1926) por su vida, la respuesta deriva hacia un único tema: la lectura. Aconseja a la gente que no deje de leer. Es una persona tan didáctica a la hora de expresarse que podría ser un viejo profesor, de esos que dejan huella en los alumnos. Desde ahora, a título honorífico, este usuario de la Biblioteca Municipal Padre Salmerón forma parte de sus lectores más longevos, y se incorpora a una nómina de homenajeados que inauguró María Pascuala González Vázquez (Cieza, 1925). "Es un honor para mí poder recibir este reconocimiento. No se han equivocado: desde que era muchacho estoy leyendo. Se lo han dado a un lector empedernido". Así se presenta este vecino locuaz y llano cuya memoria fluye como una película. No es una memoria extraordinaria por recordar escritores o títulos de libros, sino por recordar su vida entera. Y es que durante la entrevista muestra una inagotable capacidad para retener detalles autobiográficos en los que los libros iluminan su existencia.

Los ciezanos que hablan de la época que les tocó vivir suelen desviar la mirada y fijar la vista en algún espacio interior en el que los momentos se viven como una realidad, no como un recuerdo. Un agricultor mueve las manos como si aún sostuviera una azada. Una espartera agarra un manojo de lía invisible al explicar cómo se trenzaba el esparto. Este hombre afable y de hablar pausado también lo hace y evoca entre suspiros el pasado, cuando sus padres se sentían afortunados de vivir en el campo. "He trabajado en la tierra cavando; también en los albañiles; he estado incluso trece años en Francia y al volver a Cieza puse un almacén de piensos con lo que pude ahorrar. Porque en mi generación costaba mucho ganarse la vida". En efecto, era una persona muy trabajadora que había salido adelante por sus propios medios, pese a no haber estudiado. Pero todo lo que le faltaba de estudios lo compensaba con tesón. Villa le dijo una vez a su padre que quizás acabase siendo su propio jefe. Dado su entusiasmo, no parecía imposible.

"Si un hombre ama cualquier oficio sin preguntarse por el éxito o la fama, es que los dioses le han llamado". Estas palabras de Stevenson, el autor de la célebre 'La isla del tesoro', son aplicables al obsesivo e inquebrantable placer de trabajar de Villa. Los ciezanos de su generación aún consideran el trabajo, las penurias y la resiliencia como las cualidades que los definen. De este modo el terreno estaba abonado para que brotase un espíritu luchador. "Ahora vivimos en la gloria", apostilla. Es una persona que no pierde la sonrisa en ningún momento. El estilo de vida y el hecho de estar tan activo podrían ser la razón de su vitalidad. Por supuesto la dieta y los hábitos tienen mucho que ver en esto, pero hay otros aspectos que también inciden, como el tipo de personas que lo acompañan en la vida. "Yo no tengo enemigos". A él también le ha gustado cultivar relaciones positivas, amistades que duran toda la vida y que redundan en beneficios para la salud.

Villa dedicó mucho tiempo de su juventud a leer a la luz de las velas. "Para leer siempre he tenido tiempo porque he sido muy vicioso con la lectura: empecé con tebeos, continué con novelas del oeste de Estefanía y luego me inicié en los clásicos con 'Los miserables'. En la cena siempre tuve un libro a mano". Cada vez se reconoce más su importancia. No todo el mundo, desde luego; sigue habiendo gente que se jacta de leer poquísimo, pero cada vez son menos y acabarán extinguiéndose, como los dinosaurios. Tener que escoger entre los más extraordinarios libros leídos a lo largo de su vida provoca una mezcla de sentimientos encontrados en él. "A bote pronto, mis autores favoritos son Arturo Pérez Reverte y Matilde Asensi, entre otros". Otra gran afición suya es el teatro, que empezó a cultivar desde muy joven con el mismo entusiasmo con el que se entregó a la lectura. Está convencido de que la mayoría de nosotros no nos paramos a pensar lo suficiente en el mundo de habitamos y en "lo afortunados que somos.

Su carnet de lector de la Padre Salmerón le permitió satisfacer su ilimitada curiosidad sobre la literatura. Una de las grandes satisfacciones de acudir a este servicio municipal es ser testigo del afecto y la profunda confianza que tanto el personal como la dirección del centro inspiran en sus usuarios. "Que yo sepa, no he encontrado a ninguna trabajadora que me haya puesto mala cara cuando vengo a sacar libros. Muchas veces son ellas las que me recomiendan lecturas", cuenta José, quien aconseja a todos los padres que animen a sus hijos a compartir la pasión por los libros, la lectura y la buena literatura. También el placer de acudir a la biblioteca, un lugar convertido en "mi segunda casa". Desde su primera visita hasta hoy, este servicio público le atrajo como un imán: esos fondos de préstamo narran por sí solos la esencia de su vinculación con la biblioteca. Es la capacidad de llevar a la ciudadanía de viaje por la imaginación para mostrarles cosas que jamás habían imaginado.